EL AGENTE CHILENO ARANCIBIA CLAVEL OPERABA DESDE SU SEDE EN BUENOS AIRES (Capítulo 1)

La DINA

A partir de julio o agosto de 1974 se instaló en Buenos Aires una oficina de la DINA, la Dirección de Inteligencia Nacional chilena, que Pinochet ordenó organizar en junio de 1974.

Puso al frente al coronel Manuel Contreras, un hombre de su confianza que saldría de allí -llevándose puesta la DINA- cuando en agosto de 1977 su jefe le soltó la mano en el caso Letelier (ver nuestro Capítulo 5 sobre ese tema).

La DINA fue un organismo con mucho poder, grandes medios económicos, una organización militarizada y extendida a todo su país, con sedes y actividad también en el exterior.

Estaba encaminada principalmente a perseguir, asesinar y desaparecer enemigos políticos y coordinar su accionar con las dictaduras vecinas, con el fin de infringir terror en nuestros países. Llegó a tener una red de confidentes de decenas de miles de informantes.

Tenía estrechas relaciones con la CIA. Su jefe Contreras recibió pagos de esa agencia y visitaba a al subjefe Walters en Fort Langley. Nuestras capítulos sobre el asesinato de Letelier dan cuenta de las pruebas sobre esas circunstancias.

La DINA no llevó a cabo ni promovió enfrentamientos armados contra alguna fuerza insurreccional ya que en Chile no hubo, antes ni después del golpe, una guerrilla organizada que pudiera ser su objetivo militar.

El Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) una fuerza que reivindicaba la lucha armada, no alcanzó a formar una organización capaz de intentarlo en la práctica. No obstante fue ferozmente reprimida por la DINA.

Como así también lo fueron principalmente los militantes y dirigentes de los partidos políticos que formaron la coalición política que llevó a Salvador Allende al poder, es decir socialistas y comunistas.

La DINA pudo cumplir sus objetivos con cierta facilidad ya que durante los años previos al golpe todos esos militantes y dirigentes habían tenido actuación pública inclusive como funcionarios o empleados del gobierno, direcciones sindicales, estudiantiles, etc, eran personas conocidas y ubicables.

Si bien muchos logararon exiliarse, especialmente pasando o quedándose en Argentina, la mayoría permaneció en Chile resistiendo.

Los servicios de inteligencia de la dictadura chilena, instalada a sangre y fuego en setiembre de 1973, no nacieron con la DINA, en junio de 1974, pero se potenciaron con su creación.

La DINA tuvo un “Departamento Exterior” que realizó múltiples acciones fuera de Chile (por ejemplo los asesinatos de Prats y Letelier), asociada a organismos de inteligencia de otros países.


Estación DINA en Buenos Aires 

En nuestro capítulo sobre el asesinato en Buenos Aires del General Carlos Prats, en setiembre de 1974, adelantamos que uno de los participantes del atentado fue el agente de la DINA Enrique Lautaro Arancibia Clavel, quien actuaba en nuestro país al frente de una oficina o “estación” de la misma.

Como cobertura tenía un puesto gerencial en la sucursal del Banco del Estado de su país con su nombre falso, Luis Felipe Alemparte.

El intercambio de comunicaciones con su jefatura de la DINA Exterior se hacía por medio de mensajes escritos trasmitidos por telex.

La copia del intercambio fue hallada mediante procedimiento judicial en la casa del propio Arancibia en Buenos Aires, durante el juicio por la muerte de Prats que culminó con su condena en 2000.

Esos mensajes fueron agregados como prueba de nuestro juicio a la Operación Cóndor.

Resultan muy elocuentes y bastante explícitos. Además en el juicio por el asesinato de Prats fue reconocida su autenticidad y explicadas sus palabras y nombres claves, que en verdad son bastante obvios.

El análisis de los documentos de Arancibia es interesante para conocer desde adentro, en la intimidad clandestina, cómo operaba la DINA en relación a sus contactos en Argentina, su actividad específica en materia de la Operación Cóndor, e inclusive los vínculos directos con jefes militares y policiales que mantuvo en nuestro país a nivel “inteligencia”. Inclusive cómo operaba en las internas de ese ámbito en Argentina.

Antes de su puesto en Buenos Aires de “jefe clandestino de inteligencia” Arancibia tuvo una documentada y conocida actuación en Chile en diversos atentados contra la democracia patrocinados por la CIA. Hay abundante documentación desclasificada que lo acredita.

El principal de esos siniestros antecedentes culminó con el asesinato en 1970 del General René Scheneider, comandante en jefe del ejército chileno, un convencido constitucionalista.

Ese atentado formó parte de las operaciones promovidas por Nixon y Kissinger para impedir que Salvador Allende asumiera como presidente de Chile.

Arancibia huyó entonces a Argentina donde después del golpe chileno de setiembre de 1973 comenzó a operar oficialmente para los servicios de su país.


Algunas claves

Casi no hay dificultad para deducir los alias usados leyendo el intercambio de mensajes de Arancibia desde Buenos Aires con la jefatura de la DINA Exterior a cargo del general Raúl Iturriaga Neumann (finalmente condenado en su país por algunos de estos crímenes).

El alto jefe de la policía civil chilena Castillo Bustamante que investigó después de la salida de Pinochet explicó en su declaración testimonial:

“Arancibia Clavel usaba como alias (entre otros nombres en clave como Copihue Buenos Aires) el nombre Luis Felipe Alemparte Díaz, inclusive tenía un documento de identidad expedido por el registro civil chileno con ese nombre falso”.

La jefatura del Servicio Exterior de la DINA, se identificada como Luis Gutierrez, entre otros, como Copihue Santiago o Luis Muñoz.


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