EL CASO ALEXEI JACCARD: QUINCE PERSONAS DESAPARECIDAS ENTRE ARGENTINA Y CHILE (CAPÍTULO 2)
Sobre el tema dice el alegato del Fiscal, página 768:
“...El Partido Comunista chileno, agrupación de larga data en el país trasandino
formó parte del gobierno de la Unidad Popular y el fin de esta experiencia, luego del
golpe de Estado, forzó a la dirigencia comunista al exilio.
En el exilio, pronto las tareas que se impuso fueron por un lado, la resistencia, por
medio de la denuncia internacional y por otro, la planificación del retorno. En Chile
quedó una dirección interior y una parte de la organización, que actuaban de manera
clandestina.
En 1976 ese sector “interior” de la organización fue fuertemente golpeado.
La dirección exterior del Partido consideró entonces la necesidad la necesidad de
hacer llegar recursos económicos para su reorganización y puesta en
funcionamiento.
Para ello, se decidió instalar una base en Buenos Aires que sirviera como puente
antes del reingreso a Chile.
En ese marco, tal como se explicará a continuación, en el mes de mayo de 1977 se
produjo una oleada represiva contra varios miembros del Partido Comunista chileno
que se encontraban en Argentina. Dentro de este grupo fue secuestrado Alexei
Vladimir Jaccard Siegler.
Otra víctima de la represión coordinada contra el Partido Comunista chileno fue
Cristina Magdalena Carreño Araya, secuestrada el 26 de julio de 1978.
Y finalmente, Oscar Orlando Oyarzún Manso, secuestrado el 26 de enero de 1979.
Como ya adelantamos, se ha probado también durante el presente juicio que en 1976
las fuerzas represivas chilenas arrasaron con las sucesivas direcciones de ese Partido.
Ese descabezamiento provocó, por un lado, la necesidad de hacer llegar recursos
económicos para su mantenimiento y reorganización; y por otro lado, la necesidad
de instalar una base que sirviera de puente para el ingreso seguro de esos recursos.
El lugar elegido fue la Ciudad de Buenos Aires. Para la instalación de la base, desde
Hungría llegaron a esta ciudad dos dirigentes del Partido Comunista Chileno,
Ricardo Ignacio Ramírez Herrera y Héctor Heraldo Velázquez Mardones.
Ellos tomaron contacto con Majer y Mauricio Leder, Mario y Sergio Clar y Rodolfo
Alberto Sánchez, miembros del Partido Comunista Argentino que auxiliaban a
ciudadanos chilenos que llegaban a Buenos Aires, consiguiéndoles trabajo y
vivienda.
Para el financiamiento del aparato partidario en Chile y Argentina, desde el exilio,
Alexei Jaccard recibió la misión, por parte del dirigente comunista Américo Zorrilla,
de viajar a Buenos Aires para hacer llegar a ambos países una abultada suma de
dinero.
Resulta claro que el viaje era secreto y que no debía generar sospechas.
Jaccard reunía todos los requisitos para esta operación: no era parte de la estructura
orgánica del partido, no era muy conocido por los organismos represivos, tenía
documentación suiza en regla y nombre extranjero.
En Buenos Aires, una parte del dinero lo recibirían Ramírez y Velázquez; y en
Chile, otra parte los miembros del aparato financiero del partido, Enrique Ruiter
Correa Arce, Hernán Soto Gálvez y Carlos Fuchslocher Cárcamo.”.
Continuamos con la Sentencia, página 2072:
“Vinculado con la operación del ingreso de divisas para el funcionamiento del
Partido Comunista Chileno, se encuentran los hechos que damnificaron a Matilde
Pessa Mois y su esposo, Jacobo Stoulman Bortnic -banquero chileno, quien había
sido contactado por Américo Zorrilla para hacer llegar el dinero a Chile ya que
tenían una relación de antigua data-.
La pareja viajó desde Santiago de Chile a Buenos Aires el 29 de mayo de 1977 y
fueron secuestrados en el aeropuerto de Ezeiza, Provincia de Buenos Aires. Sus
restos fueron identificados, también, en el año 2015, como aquellos exhumados de
fosas clandestinas en “Cuesta Barriga” en las cercanías de Santiago de Chile.
Éste era un lugar donde fueron encontrados los huesos de varias personas del Partido
Comunista chileno que habían sido detenidas por la D.I.N.A.
Por último, el 7 de junio de 1977, Hernán Soto Gálvez, otro de los miembros del
aparato financiero que participaba de la operación desde Chile, fue introducido a un
auto por tres miembros de las fuerzas represivas chilenas en la ciudad de Santiago de
Chile y desapareció.
Esto aconteció dos días después de que fuera al aeropuerto de Pudahuel, conforme
las directivas del partido, para recibir a una persona que llegaba desde Buenos Aires
con el dinero para el partido.
“...El Partido Comunista chileno, agrupación de larga data en el país trasandino
formó parte del gobierno de la Unidad Popular y el fin de esta experiencia, luego del
golpe de Estado, forzó a la dirigencia comunista al exilio.
En el exilio, pronto las tareas que se impuso fueron por un lado, la resistencia, por
medio de la denuncia internacional y por otro, la planificación del retorno. En Chile
quedó una dirección interior y una parte de la organización, que actuaban de manera
clandestina.
En 1976 ese sector “interior” de la organización fue fuertemente golpeado.
La dirección exterior del Partido consideró entonces la necesidad la necesidad de
hacer llegar recursos económicos para su reorganización y puesta en
funcionamiento.
Para ello, se decidió instalar una base en Buenos Aires que sirviera como puente
antes del reingreso a Chile.
En ese marco, tal como se explicará a continuación, en el mes de mayo de 1977 se
produjo una oleada represiva contra varios miembros del Partido Comunista chileno
que se encontraban en Argentina. Dentro de este grupo fue secuestrado Alexei
Vladimir Jaccard Siegler.
Otra víctima de la represión coordinada contra el Partido Comunista chileno fue
Cristina Magdalena Carreño Araya, secuestrada el 26 de julio de 1978.
Y finalmente, Oscar Orlando Oyarzún Manso, secuestrado el 26 de enero de 1979.
Como ya adelantamos, se ha probado también durante el presente juicio que en 1976
las fuerzas represivas chilenas arrasaron con las sucesivas direcciones de ese Partido.
Ese descabezamiento provocó, por un lado, la necesidad de hacer llegar recursos
económicos para su mantenimiento y reorganización; y por otro lado, la necesidad
de instalar una base que sirviera de puente para el ingreso seguro de esos recursos.
El lugar elegido fue la Ciudad de Buenos Aires. Para la instalación de la base, desde
Hungría llegaron a esta ciudad dos dirigentes del Partido Comunista Chileno,
Ricardo Ignacio Ramírez Herrera y Héctor Heraldo Velázquez Mardones.
Ellos tomaron contacto con Majer y Mauricio Leder, Mario y Sergio Clar y Rodolfo
Alberto Sánchez, miembros del Partido Comunista Argentino que auxiliaban a
ciudadanos chilenos que llegaban a Buenos Aires, consiguiéndoles trabajo y
vivienda.
Para el financiamiento del aparato partidario en Chile y Argentina, desde el exilio,
Alexei Jaccard recibió la misión, por parte del dirigente comunista Américo Zorrilla,
de viajar a Buenos Aires para hacer llegar a ambos países una abultada suma de
dinero.
Resulta claro que el viaje era secreto y que no debía generar sospechas.
Jaccard reunía todos los requisitos para esta operación: no era parte de la estructura
orgánica del partido, no era muy conocido por los organismos represivos, tenía
documentación suiza en regla y nombre extranjero.
En Buenos Aires, una parte del dinero lo recibirían Ramírez y Velázquez; y en
Chile, otra parte los miembros del aparato financiero del partido, Enrique Ruiter
Correa Arce, Hernán Soto Gálvez y Carlos Fuchslocher Cárcamo.”.
Continuamos con la Sentencia, página 2072:
“Vinculado con la operación del ingreso de divisas para el funcionamiento del
Partido Comunista Chileno, se encuentran los hechos que damnificaron a Matilde
Pessa Mois y su esposo, Jacobo Stoulman Bortnic -banquero chileno, quien había
sido contactado por Américo Zorrilla para hacer llegar el dinero a Chile ya que
tenían una relación de antigua data-.
La pareja viajó desde Santiago de Chile a Buenos Aires el 29 de mayo de 1977 y
fueron secuestrados en el aeropuerto de Ezeiza, Provincia de Buenos Aires. Sus
restos fueron identificados, también, en el año 2015, como aquellos exhumados de
fosas clandestinas en “Cuesta Barriga” en las cercanías de Santiago de Chile.
Éste era un lugar donde fueron encontrados los huesos de varias personas del Partido
Comunista chileno que habían sido detenidas por la D.I.N.A.
Por último, el 7 de junio de 1977, Hernán Soto Gálvez, otro de los miembros del
aparato financiero que participaba de la operación desde Chile, fue introducido a un
auto por tres miembros de las fuerzas represivas chilenas en la ciudad de Santiago de
Chile y desapareció.
Esto aconteció dos días después de que fuera al aeropuerto de Pudahuel, conforme
las directivas del partido, para recibir a una persona que llegaba desde Buenos Aires
con el dinero para el partido.